Radio Vitoria
Entrevista Neuroekin
Radio VitoriaEntrevista Neuroekin
La mortalidad y discapacidad asociada al Ictus ha disminuido en los últimos años gracias a la mejora en la asistencia aguda. Sin embargo la incidencia sigue creciendo anualmente. En parte por la mayor esperanza de vida, y por nuestros estilos de vida que favorecen el desarrollo de factores de riesgo vascular clásicos.
Algunos datos: según los datos publicados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), anualmente se producen en España 120000 ictus. En Euskadi unos 3000 casos, y en Álava más concretamente en torno a 700 casos. Hay un dato muy llamativo, y es que el 5% de estos Ictus ocurren en pacientes jóvenes; pacientes por debajo de 50 años. La media de edad en Álava está situada en 73 años aproximadamente y la distribución por sexos es ligeramente superior en hombres pero cada año vemos que tienden a acercarse. Se estima un 30% de mortalidad asociada al ictus, y en un 40-50% de los casos condiciona una discapacidad grave. En base a estos datos se infiere que uno de cada 6 sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Se trata por tanto de una patología con claro impacto social, económico y sanitario. Representa el 5% del gasto sanitario público.
Bien; pues siendo esto así, sorprende cómo no existen mayores recursos sociales, líneas estratégicas específicas o centros especializados donde se trabaje por alcanzar la mayor autonomía de estos pacientes que sobreviven al daño cerebral adquirido tras un ictus. En mi experiencia, los pacientes y sus familias pelean en soledad y sin una dirección clara. Existe evidencia científica suficiente que apoya la mejor recuperación de los pacientes si el tratamiento neurorrehabilitador se establece de forma precoz. Si se diseña un plan de rehabilitación individualizado mediante un modelo centrado en el propio paciente, y humanizado. Un Equipo multidisciplinar que trabaja por objetivos en un proceso dinámico, intensivo, participativo, incluyendo a la familia como coterapeutas en el proceso de recuperación; consensuando objetivos.
Neuroekin, es una clínica de neurorrehbailitación que nace con el propósito de dar respuesta a esta patente carencia en nuestro medio. El Ictus, representa en la mayor parte de los casos una afectación multidimensional. No sólo existe un déficit motor, sino que además se acompaña de alteraciones en el lenguaje que limitan la comunicación verbal, trastornos cognitivos o de tipo emocional o conductual. Estos últimos son los que frecuentemente generan mayor discapacidad final y paradójicamente los que menos se tienen en cuenta. De hecho, en Osakidetza en Álava no existe como cartera de servicios la evaluación neuropsicológica de estos trastornos cognitivo-conductuales, y tampoco el intervencionismo dirigido a su tratamiento específico.
Siendo este el escenario, sufrir un Ictus en tiempo de pandemia se hace doblemente dramático. En algunos casos por el retraso en acudir al servicio de urgencias y por tanto la pérdida de oportunidad de mejorar el pronóstico global en fase aguda, y en otros por retrasar el inicio de la rehabilitación. Es fundamental iniciar un tratamiento precoz, ya que en los primeros meses tras el ictus es donde encontramos la máxima neuroplasticidad cerebral.
Por otra parte, existen claros síntomas neurológicos asociados a la infección por coronavirus. Cefalea, mareo, anosmia, neuropatías periféricas, trastornos de memoria, entre otros. Aumenta el riesgo de sufrir un ictus y el pronostico o morbimortalidad es peor. Está aún por definir mejor estos riesgos pero ya se ha demostrado el neurotrofismo del coronavirus.
En esta entrevista de radio se ha querido también recordar los síntomas claves para reconocer a tiempo que se está sufriendo un ictus y valorarlo de forma urgente. Sensibilizar de nuevo a la sociedad sobre la realidad de este colectivo de pacientes y sus familias que no son pocas, y declarar la necesidad de realizar un tratamiento integral y multidisciplinar bajo el manto de un equipo competente y comprometido, para así alcanzar la máxima recuperación posible en cada caso. Los recursos públicos son a día de hoy insuficientes, parciales, y no responden completamente a las necesidades de estos pacientes. Con el tiempo confío en que se reconozca la emergencia no solo del abordaje en fase aguda del ictus, sino también en el proceso posterior de recuperación del mismo.